Comenzando el camino
Caminante, no hay camino, se hace camino al andar
Con esta frase de Antonio Machado quiero dar comienzo a mí andadura por el Máster de Formación del Profesorado en la Universidad de Valladolid.
Crear un blog no es tarea fácil (más para un novato en el tema) y espero que mis lectores no sean muy críticos y que disfruten del camino, al igual que haré yo a lo largo de este año.
Toda buena historia tiene un principio, así que hablemos un poco sobre mí. Mi nombre es Ángel Luis Enríquez García, tengo 24 años y vengo de un pueblo de Madrid llamado Pozuelo de Alarcón, situado a unos pocos kilómetros de la capital.
Muchos conoceréis Pozuelo por la gran cantidad de futbolistas y famosos que vienen a vivir a una de sus urbanizaciones, hablo de la Finca. Una urbanización en medio de la nada a la que solo unos pocos pueden acceder (el cual no es mi caso jejeje).
El resto del pueblo es bastante normal, con arboles, parques, pisos, chalets y bastantes comercios, aunque algunos de ellos sean explosivos...
Pero volvamos a lo que estábamos, a mí presentación. Tras completar mi formación en educación secundaria y bachillerato en Pozuelo, me matriculé en el Grado de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid. La verdad es que no sabía muy bien qué hacer y barajaba varias posibilidades, veterinaria, fisioterapia, geología... podría estar hasta mañana nombrando distintas especialidades. Sin embargo, finalmente me decanté por veterinaria, supongo que me pudo la necesidad de estar en contacto con los animales, es decir, de buscar la naturaleza.
Durante mi estancia en la carrera hice multitud de amigos y aprendí bastantes cosillas interesantes, sin embargo, según iba alcanzando el final, me daba cuenta de que todo no era tan bonito como parecía en un primer momento.
La perspectiva laboral es bastante precaria en este sector, contratos mal pagados, exceso de horas, guardias que nunca acaban, propietarios que no comprenden nuestra situación y pretenden que se trabaje gratis...
Supongo que uno de los problemas de España es que, debido a la seguridad social, los propietarios no son conscientes de lo que cuestan realmente los tratamientos, por ejemplo, una máquina de rayos x puede rondar los 3.000-5.000 euros de segunda mano, a lo que hay que sumarle las revisiones anuales y el mantenimiento (otros mil más o menos, y eso sin contar lo que cuesta la luz....). Además, me veo en la obligación de recordar que estas máquinas de segunda mano son las que provienen de los centros médicos, es completamente impensable comprar una máquina diseñada específicamente para un animal.
Pero bueno, continuemos conmigo. Tras terminar la carrera en cinco años, no tenía muy claro que era lo que quería y las informaciones relativas al mundo laboral no eran muy esperanzadoras, por lo que decidí opositar para ser veterinario oficial, sin saber muy bien a que se dedicaban específicamente (mataderos, control de plagas, inspección de locales...) y sin saber si me iba a gustar o no.
Tras mucho reflexionar, llegué a la conclusión de que, necesitaba darle un enfoque diferente al asunto y por eso me aventuré a iniciar este camino nuevo. Solo al recorrerlo sabré a donde me llevará, es lo interesante de iniciar un camino nuevo.
Muchas gracias por vuestra atención, espero no haberos aburrido mucho y os veo en la próxima entrada.
Me ha parecido muy interesante tu historia. Estoy deseando saber como continua tu aventura ya que me encuentro en una situación similar a la que describes :S ¡Suerte!
ResponderEliminarMuchas gracias por leerme jajajajaj. Espero que sigas leyendo las siguientes entradas también.
Eliminar