Discapacidad auditiva, la discapacidad invisible
Discapacidad auditiva
Para hoy quiero que discutamos un tema que habitualmente pasa desapercibido y que no se le suele dar la importancia que tiene, pero que desgraciadamente es cada vez más frecuente. La discapacidad auditiva. Antes de seguir leyendo me gustaría que reflexionarais y os preguntaseis qué es lo que sabéis sobre el tema.
Pues bien, según la OMS, en el mundo hay 1500 millones de personas que sufren algún grado de pérdida de audición, de las cuales unos 430 millones necesitan rehabilitación. Este número se incrementa considerablemente en las previsiones de 2050, ya que se prevé que haya casi 2500 millones de personas con algún grado de pérdida de audición y al menos 700 millones que requieran rehabilitación.
Esta pérdida de audición puede deberse, entre otras causas, a causas genéticas, ciertas enfermedades infecciosas, otitis crónicas, exposición a sonidos fuertes, uso de medicamentos ototóxicos y envejecimiento. En este sentido, hay más de 1000 millones de jóvenes en riesgo por prácticas auditivas poco seguras (seguro que alguno de vosotros se ha ido de fiesta y tenían puesta la música a todo trapo). Pues dejadme deciros que estas actividades os ponen en peligro, desde lesiones auditivas crónicas hasta accidentes cerebrovasculares y muerte. Y sí señores, el ruido puede ser letal. Se han hecho estudios en los que se comprueba que niveles altos de ruido provocan un aumento de la tensión arterial, lo que conocemos como hipertensión, y esta es la que puede provocar lesiones en el cerebro (si queréis explicaciones más concretas me lo decís y os lo cuento en comentarios, pero si me entretengo aquí, no termino).
Por todo lo anterior la protección y el cuidado auditivo es esencial, no solo en trabajadores expuestos a ruidos fuertes, sino también en los niños y jóvenes.
Continuando con la OMS, la pérdida de audición no tratada genera importantes costos en las comunidades de todo el mundo y supone para los gobiernos US$ 980 000 millones anuales. Además, solo un 17% de todas las personas que podrían beneficiarse de utilizar un audífono lleva uno.
Una persona joven no piensa que puede tener un problema de este tipo y muchas veces no lo dicen o por vergüenza o por timidez. Otras veces lo dicen, pero no se les da la importancia que se debería, dado que en muchos casos son cuestiones subjetivas y difíciles de valorar.
Como podéis comprobar es un tema de vital importancia que habitualmente no se valora cómo debería, sobre todo en trabajadores y personas jóvenes.
Ya centrándonos un poco en España y en el sistema educativo. En España se considera como discapacitados auditivos a los alumnos y alumnas que tienen una audición deficiente que afecta a ambos oídos, es decir padecen pérdidas auditivas bilaterales. ¿Estáis de acuerdo con esta definición? La verdad es que yo discrepo bastante porque estamos desestimando el derecho a la discapacidad a aquellas personas que presentan sordera unilateral, hiperacusia o acúfenos.
En el caso de la sordera unilateral, es cierto que no presentan dificultades en el habla, pero hay que tener en cuenta que no pueden oír por uno de los dos oídos, esto implica que puede que no nos obedezcan en alguna de nuestras instrucciones al no poder oírlas. Otro ejemplo es el de una persona que vaya por la calle y venga un coche una bici por el lado en el que no oímos. Al perder el estímulo auditivo podemos sufrir un accidente grave.
Respecto a la hiperacusia, es una alteración que produce sensibilidad auditiva extrema hacia estímulos que los demás consideramos normales, por lo que estas personas tendrán estrés constante y sus alteraciones correspondientes.
Y por último los acúfenos. ¿Alguna vez os han pitado los oídos? Pues imaginaos ese sonido durante toda vuestra vida. Esto es lo que sufren los pacientes con esta patología, la cual es cada vez más frecuente (1 de cada 5 personas ha experimentado acúfenos temporales y una de cada diez los presenta de forma crónica).
Volviendo al tema general de discapacidad auditiva, ¿cómo los tratamos en el aula? Desde la UNIR proponen la siguiente metodología:
- La adquisición temprana de un sistema comunicación, ya sea a través de la lengua de signos, lenguaje bimodal o las palabras acomodadas.
- El aprendizaje de la lengua oral con apoyos visuales.
- El aprovechamiento de los restos auditivos del niño.
- Y el trabajo continuo de la articulación fonética.
- Cuidar las condiciones acústicas del aula: utilizar sistemas de frecuencia modulada, sentar al niño cerca del profesor e intentar controlar los niveles de ruido en el aula.
- Presentar las actividades al niño con apoyos visuales para facilitarle la información.
- Establecer una buena comunicación verbal con el niño: hablarle frente a frente y con apoyo gestual.
- Fomentar su participación en las actividades y juegos con sus iguales para mejorar sus destrezas sociales e integración dentro de la escuela.
- Comunicación y coordinación continuada del profesor con el equipo profesional que atiende al alumno y con la familia de este.
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