El pilar inexistente, la orientación
La orientación educativa
Para esta nueva entrada traigo un tema cuando menos polémico, la orientación y el orientador. Esa figura que debería de ser esencial porque se supone que va a decirnos que hacer con nuestras vidas, el rumbo a seguir y que en caso de no estar acertados nos va ayudar a reconducir nuestro camino.
La verdad es que aprecio a la gente que ha conocido un orientador, es como aquellos que te dicen que han visto un unicornio o un dragón. El caso es que yo tuve el honor (o la desgracia) de que me impartiera clase en segundo de la ESO. Aunque tampoco es que la viéramos mucho, en cuanto pudo le endosó la asignatura a la pobre alumna que vino en prácticas con ella.
El caso es que para muchos, el orientador es como esa leyenda urbana lejana o ese misterio escolar, junto al fantasma de la sala de las calderas o el monstruo del sótano de la escuela. Es una figura que no sabes que existe hasta que te sorprende por la espalda. ¿Alguno de vosotros habéis conocido a este ser mitológico?
En principio esto no debería de ser así. Un orientador debe de preocuparse por sus alumnos, ayudarles a elegir el camino a seguir, preguntarles si de verdad desean ese camino en función de sus posibilidades, buscar la verdadera vocación y reconducir a aquellos que van por mal camino.
De esta forma, algunos orientadores crean blogs para ayudar a otros compañeros orientadores y profesores. Con diferentes actividades o mecanismos para ayudar a los alumnos. De éste blog en concreto quiero destacar: recopilación de planes tutoriales adaptados a los diferentes niveles educativos (incluso adaptados al período covid) y actividades sobre desarrollo emocional. Por poner una pega, le falta un enfoque de salidas académicas/laborales (cosa que enfoca este otro blog).
No nos olvidemos que la orientación debe de ser personal, académica y profesional. Si uno de estos pilares falla, no se está realizando una buena tarea educativa.
De verdad espero que la mayoría de orientadores (al menos ahora mismo), sean como los vistos en clase y que mi experiencia haya sido una excepción. Sin embargo, muy a mí pesar, creo que esta situación está bastante generalizada, dado que, mismamente, muchos de vosotros en las presentaciones decíais que no sabíais bien que estudiar cuando terminasteis bachillerato (lo cual también puede estar causado por el bajo número de orientadores por centro, uno y con suerte; y con el hecho de que se le asignan clases de asignaturas comodín para rellenar horas).
Espero que las nuevas generaciones podamos cambiar poco a poco este problema y orientar adecuadamente a los alumnos, para que el orientador no se convierta en un animal mitológico.
¿Qué os ha parecido? ¿Habéis visto alguna vez a un orientador?
Hasta la próxima entrada.
Una triste realidad que nos tocó vivir a muchos de nosotros, :( un verdadero unicornio.
ResponderEliminarAunque los unicornios son más bonitos :´(
EliminarA lo largo de mi paso por el instituto, tampoco existió la figura del orientador y, en los casos en los que intentaba ayudar, acababa siendo más desorientador que otra cosa.
ResponderEliminarNo obstante, al igual que con los unicornios, ojalá en algún momento se convierta en real.
Sí, ojalá se vuelvan reales (los orientadores también jajajajajajaj)
EliminarQue razón tienes! En mi instituto si que oí hablar del orientador pero al parecer se escondía de nosotros porque ni le puse cara ):
ResponderEliminarUno de los grandes misterios del instituto. Si oíais ruidos raros en el techo a lo mejor era él.
EliminarSuscribo cada palabra, es que solamente recuerdo verle cuando nos tuvo que explicar cómo funcionaba el examen de selectividad.
ResponderEliminarBueno, espero que al menos os lo explicara bien. Que por una vez que le veis que os dejase buen recuerdo jajajajaj.
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